José Gregorio y los Papas de su época

13.09.2014 13:34

José Gregorio y los Papas de su época/ Por Alfredo Gómez y Milagro Sotelo

José Gregorio nace en Isnotú edo. Trujillo el 26 de Octubre de 1864 bajo el papado del beato Pio IX. Su nombre era Giovanni María Conte Mastai Ferreti este papa había iniciado su ministerio dieciocho años antes el nacimiento del Dr. Hernández. 

    Papa Pío IX

Pio IX  duró en su pontificado 31 años, 7 meses y 21 días. Ningún otro sucesor de Pedro, llevó tanto tiempo la tiara.  Un acontecimiento importante bajo su papado, fue haber proclamado en 1.854 el dogma de la Inmaculada Concepción. También se realizó el Concilio Vaticano I cuya inauguración se realizó el 8 de diciembre de 1869. En esta época ya José Gregorio tenía 6 años. La cumbre de los asuntos tratados fue la definición dogmática de la infalibilidad pontificia. En cuanto a este tema, José Gregorio expone su pensamiento en el libro: “Elementos  de Filosofía” en 1912, con la siguiente afirmación:

 “…el Papa es infalible. ... De la infalibilidad del Papa se deduce que no pudiendo engañarse ni engañarnos, debemos creer firmemente todas las verdades que nos enseña y obedecerle ciegamente en todo, absolutamente en todo lo que nos prescribe.

… La infalibilidad papal es para la vida intelectual y moral del hombre, un Don de Dios del todo comparable al de la luz del sol para la vida corporal y sensitiva. Rodeados estaríamos, sin la luz del sol, de espesas  tinieblas físicas, que casi nos impedirían el ejercicio de los actos de la vida; y sin aquella guía infalible, la humanidad correría anhélate y sin rumbo en las tinieblas del error y de la ignorancia, incapaz de encontrar por si sola el buen camino, el camino seguro para que cada uno de los hombres pueda conseguir su último fin.”

En  1864 Pío IX  promulgó la encíclica “Quanta cura” que lleva como apéndice el celebérrimo nombre de Syllabus erroroum, compendio de ochenta proposiciones condenatorias de las doctrinas del momento. Específicamente anatematizó el panteísmo, el naturalismo, el racionalismo, el indiferentismo, el  latitudinarismo, el socialismo, el comunismo, el liberalismo, las sociedades secretas, el biblismo (forma filosófica que no teológica de aproximarse al contenido bíblico). Reafirmaba la invalidez del matrimonio celebrado entre católicos no separados de la Iglesia, que se celebrase ante una autoridad civil, por un defecto de forma canónica.                                                                        

El beato Pío IX  proclamó a San Alfonso María de Ligorio como Doctor de la Iglesia en 1871.

La muerte de Pio IX ocurrió el 7 de febrero de 1878,  a las 5:40 de la tarde, de un ataque de  epilepsia que dio lugar a un repentino paro cardíaco, mientras rezaba el rosario con sus colaboradores. San Juan Pablo II  lo declaró venerable el 6 de julio de 1985, y lo beatificó el 3 de septiembre de 2000.

                                                                 Papa León XIII

A la muerte de Pio IX  y en el mismo mes de febrero José Gregorio, deja su pueblo natal para continuar sus estudios de bachillerato en el Colegio Villegas en carácter de alumno interno en la ciudad de Caracas.

En ese año empieza el pontificado  de León XIII, el 20 de febrero de 1878. Fue un Papa muy culto había nacido el 2 de marzo de 1810 en Carpineto, cerca de Angni. Se llamaba Vicente Joaquín  Pecci, su familia  pertenecía a la pequeña nobleza rural. Su padre era comisario de guerra y coronel. 

Ya en su juventud se señaló como un gran latinista, y en su madurez sería un conocido humanista, diestro escritor de poemas y cartas en latín. Fue alumno del colegio jesuita de Viterbo y, entre 1824 y 1832, estudió Teología en el Collegium Romanum de Roma allí culminó sus estudios de  filosofía, teología y derecho. Dominaba varias lenguas y tenía una gran soltura en latín; se dice que se sabía de memoria la Divina Comedia. Su elección en el conclave no necesitó más que tres escrutinios para hacerle papa. Un solo verbo resume todo su programa: reconciliar. Reconciliar a la Iglesia con el mundo, la fe con la ciencia. Algo que no fue fácil sobre todos sus primeros años.

En este sentido el Papa a dos meses de su pontificado realiza su primera encíclica Inescruti Deus, el 21 de abril de 1879, en la que llamaba la atención sobre los peligros que asechaban a la fe, ponía de relieve su intención de propugnar un catolicismo más agresivo, capaz de convivir con el progreso desde una sólida doctrina pero lejos de todo fanatismo. Luego vino la Quod Apostolici muneris, condenando el socialismo (28 de diciembre de 1878) y el año siguiente la Eterni Patris, sobre la inexistencia de conflicto entre fe y ciencia (4 de agosto de 1879).

También José Gregorio vivió el impacto que trajo las teorías darwinianas y el positivismo en el ambiente universitario, donde pudieron haber entrado  en conflicto la ciencia y la fe; con la teoría de la descendencia de las especies de Darwin. La encíclica Eterni Patris, vino aclarar dudas.

Sin embargo muchos años mas tarde el 23 de Abril de 1905, se produce un hecho histórico que el Dr. Yaber nos trae en su libro biográfico del  Dr. José Gregorio Hernández;  que dice así:

“Una vez demostró Hernández que la Ciencia y la Religión son compatibles, durante una polémica suscitada en la Academia Nacional de Medicina por el Dr. Razetti. La Academia solicitó por medio de una carta circular la opinión de sus miembros acerca de la teoría de la Descendencia. El Dr. Hernández, respondió de la siguiente manera:

“Hay dos opiniones para explicar la aparición de los seres vivos en el Universo: El Creacionismo y el Evolucionismo. Yo soy creacionista. Pero opino, además que la Academia no debe adoptar ninguna hipótesis, porque enseña la Historia que el adoptar las Academias Científicas tal o cual hipótesis como principio de doctrina, lejos de favorecer, dificulta notablemente el adelantamiento de la Ciencia”.

De su obra  “Elementos de Filosofía” José Gregorio Hernández nos explica; utilizando los pasajes del Génesis el porqué, él  se considera Creacionista. Para ello transcribiremos  de su libro  los siguientes párrafos:

para hacer la obra maestra que faltaba todavía en la creación, hubo como una deliberación, a nuestro modo de entender, en la mente divina, que entonces, después de esta como deliberación, que se produjo la palabra creadora omnipotente:

“Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”

La formación del hombre comprendió dos operaciones sucesivas: primeramente la referente al cuerpo, el cual se produjo mediante el arreglo conveniente de los minerales terrestres, los cuales, produciendo los elementos anatómicos y los tejidos naturales recibieron, siguiendo el mismo plan que en los otros animales, la organización suficiente e indispensable para que pudiera verificarse la segunda operación, la creación del alma simple, espiritual, racional e inmortal que había que animarlo.

“Formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra e inspiróle en el rostro un soplo o espíritu de vida, y quedó hecho el hombre viviente y con alma racional”

Como vemos, esta doctrina de la evolución concuerda perfectamente con la verdad filosófica y religiosa de la creación a la vez que explica admirablemente el desarrollo embriológico de los seres vivos, la existencia en ellos de órganos rudimentarios, la unidad de la estructura y la unidad funcional de los órganos homólogos. La misma generación espontanea nada tiene de opuesto a la creación, pues muy bien puede admitirse que reunidos convenientemente los cuerpos minerales que han de constituir el cuerpo vivo, Dios concurra para animarlos, así como una vez que están reunidos el óvulo y el espermatozoide de la manera natural, Dios termina la formación del hombre, creando el alma que ha de animarlo…”

En esta época del papado de León XIII la  Revolución Industrial había venido generando una serie de situaciones que requerían de una orientación moral de la Iglesia; así se publica el 15 de mayo de 1891 la Rerum Novarum, encíclica que trajo un efecto revolucionario y a partir de ello, fue llamado el Papa de los obreros. Pero no cabe duda de que aquel documento pontificio fue un auténtico despertar de conciencia cristiana ante la cuestión social y que supuso un decisivo camino de rumbo en todos los planos concurrentes: la Iglesia, los gobiernos, patronos y los mismos trabajadores.

Otra encíclica no menos importante fue Humanum genus, condenaba el relativismo filosófico y la  moral de la masonería (20 de abril de 1884). Esta encíclica comienza afirmando que la raza humana se separó en dos grupos opuestos: la Iglesia de Jesucristo (los que luchan por la verdad y la virtud) y el reino de Satanás (los que "rehúsan obedecer a la ley divina y eterna, y obran sin cesar o como si Dios no existiera o positivamente contra Dios”). Siguieron muchas encíclicas y decretos tan solo a manera informativa nombraremos algunos de ellos:

·      Superiore anno, sobre el rezo del Santo Rosario (30 de agosto de 1884)

·      Spectata fides, sobre la educación cristiana (27 de noviembre de 1885)

·      Quamquam pluries, sobre la devoción a San José (15 de agosto de 1889)

·      Adiutricem, sobre la devoción a la Virgen María (5 de septiembre de 1895)

·      In amplissimo, sobre la situación de la Iglesia Católica en los Estados Unidos de América (15 de abril de 1902).

·      Mirae Caritatis, sobre la Eucaristía (28 de mayo de 1902).

León XIII también se destacó por estimular decididamente las ciencias, la historia, arqueología, astronomía, etc. Fundó el primer observatorio del Vaticano. Junto al problema social, le preocupó el de la unión de los cristianos, al que dedicó las encíclicas Praeclara (1894) y Satis cognitum (1896).

Murió el 20 de julio de 1903 y ha quedado en la historia como papa prestigioso que consiguió reconciliar a la Iglesia con el mundo moderno y que aportó al papado una autoridad moral muy superior a la que se le había otorgado en el curso del siglo XIX. Muestras de ese prestigio fue el aumento de peregrinos que visitó Roma para ganar el jubileo del año 1900.

Durante el papado de León XIII,  José Gregorio se gradúa de médico en 1888 y en 1889 viaja a Paris para especializarse en Fisiología, Anatomía Patológica y Bacteriología, Histología y Embriología. Materias que no existían en la Universidad Central de Venezuela siendo el fundador y jefe de dichas cátedras.

En 1891 el Dr. Hernández empieza a establece como profesional de la medicina y como profesor  universitario. A la muerte del Papa León XIII,  José Gregorio ya se había ganado el titulo  el médico de los pobres.

      San Pío X

José Sarto nació en Riese, poblado cerca de Venecia, Italia en 1835 en el seno de una familia humilde siendo el segundo de diez hijos.

Todavía siendo niño perdió a su padre por lo que pensó dejar de estudiar para ayudar a su madre en los gastos de manutención de la familia, sin embargo ésta se lo impidió y pudo continuar sus estudios en el seminario gracias a una beca que le consiguió un sacerdote amigo de la familia. Una vez ordenado fue vice párroco, párroco, canónigo, obispo de Mantua y Cardenal de Venecia, puestos donde duró en cada uno de ellos nueve años. Bromeando platicaba que solamente le faltaban nueve años para ser nombrado Papa. 

En 1903 al morir León XIII fue convocado a Roma para elegir al nuevo Pontífice. En Roma no era candidato para algunos por no hablar francés y él mismo se consideraba indigno de tal nombramiento.

Durante la elección los Cardenales se inclinaron en principio y por mayoría por el Cardenal Rampolla, sin embargo el Cardenal de Checoslovaquia anunció que el Emperador de Austria no aceptaba al Cardenal Rampolla como Papa y tenía el derecho de veto en la elección papal, por lo que el Cardenal Rampolla retiró su nombre del nombramiento. Reanudada la votación los Cardenales se inclinaron por el Cardenal Sarto quien suplicó que no lo eligieran hasta que una noche una comisión de Cardenales lo visitó para hacerle ver que no aceptar el nombramiento era no aceptar la voluntad de Dios.

Aceptó pues convencido de que si Dios da un cargo,  da las gracias necesarias para llevarlo a cabo. 

Escogió el nombre de “Pío”  inspirado en que los Papas que eligieron ese nombre  ya que ellos habían sufrido por defender la religión. Y así comienza el pontificado Pío X.

Tres eran sus más grandes características: La pobreza: fue un Papa pobre que nunca fue servido más que por dos de sus hermanas para las que tuvo que solicitar una pensión para que no se quedaran en la miseria a la hora de la muerte de Pío X; la humildad: Pío X siempre se sintió indigno del cargo de Papa e incluso no permitía lujos excesivos en sus recámaras y sus hermanas que lo atendían no gozaban de privilegio alguno en el Vaticano; la bondad: Nunca fue difícil tratar con Pío X pues siempre estaba de buen genio y dispuesto a mostrarse como padre bondadosos con quien necesitara de él.

Una vez que fue elegido Papa decretó que ningún gobernante podía vetar a Cardenal alguno, para Sumo Pontífice.

Dentro de sus obras destaca el combate contra dos herejías en boga en esa época: Modernismo, la cual la combatió en un documento llamado Pascendi estableciendo que los dogmas son inmutables y la Iglesia si tiene autoridad para dar normas de moral; la otra herejía que combatió fue la del Jansenismo que propagaba que la Primera Comunión se debía retrasar lo más posible; Este decreto le valió ser llamado el Papa de la Eucaristía. En el  se establecía  la autorización para que los niños pudieran recibir la comunión desde el momento en que entendía quien está en la Santa Hostia Consagrada. Fundó el Instituto Bíblico para perfeccionar las traducciones de la Biblia y nombró una comisión encargada de ordenar y actualizar el Derecho Canónico. Promovió el estudio del Catecismo.

Murió el 21 de agosto de 1914 después de once años de pontificado.

Durante el papado de Pio X José Gregorio intenta ser monje Cartujo y entre 1908 y 1909 habita en la Cartuja en un pueblito cerca de la ciudad de  Lucca en Italia, como Fray Marcelo, novicio de la orden de los Cartujos. No tiene éxito;  la causa es que adolece de  las fuerzas físicas  necesarias para desempeñar las labores diarias de la orden y por tal razón  no pude permanecer el Convento. En 1909 regresa a Caracas e inmediatamente ingresa al Seminario Metropolitano, en un intento por hacerse sacerdote que sólo duró unos días.

Entre 1910 y 1913: Se encuentra en Caracas nuevamente en su vida seglar como médico y profesor, publica su libro Elementos de Filosofía en 1912 y otros.

En 1913 intenta nuevamente ser monje  y viaja a Roma  e ingresa en el Colegio Pío Latino Americano para estudiar latín y teología, pero se enfermó con una afección pulmonar, pleuresía,  entonces viajó a Génova, Milán, y Paris, donde tuvo un largo tratamiento,  finalmente regresa a Caracas en 1914. 

        Papa Benedicto XV

El nombre que recibió al nacer era Giacomo Paolo Battista della Chiesa. Su familia pertenecía desde el s. XVI al patriciado de la ciudad de Génova. Fue el tercero de los cinco hijos del marqués Giuseppe della Chiesa y de su esposa Giovanna, de la casa marquesal napolitana de Migliatori. Ingresó en el seminario de Génova cuando ya era estudiante de derecho civil en la Real Universidad de dicha ciudad. En ella se doctoró el 5 de agosto de 1875. El mismo año ingresó en el Almo Collegio Capranica de Roma. Cumplidos ya los 23 años fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1878 en la Basílica de San Juan de Letrán. De 1879 a 1883 estudio diplomacia en la Pontificia Academia de Nobles Eclesiásticos, mientras se doctoraba en teología (1879) y en derecho canónico (1880) por la Pontificia Universidad Gregoriana. Por su excelente formación como jurista comenzó a trabajar como auxiliar en la Secretaría de Estado,donde conoció a Mariano Rampolla (1843-1911). Así surgió entre los dos una amistad de por vida y desde entonces sus carreras eclesiásticas discurrieron en paralelo, de modo que cuando Rampolla fue nombrado nuncio de España, se llevó a Madrid a Giacomo della Chiesa como secretario particular.

En 1882 ingresó en la Congregación de Asuntos Extraordinarios de la Santa Sede y al año siguiente, una vez acabados sus estudios, fue destinado a la nunciatura en Madrid, donde desempeñó un papel crucial en el arbitraje de la disputa entre España y Prusiapor la posesión de las Islas Carolinas. Compaginó sus quehaceres en la nunciatura con el desempeño de su ministerio sacerdotal y dio muestras admirables de caridad con los enfermos afectados por la epidemia de cólera que se desató en 1885

De regreso a Roma en 1887, ingresó en la Secretaria de Estado del Vaticano, de la cual llegaría a ser sustituto y secretario de comunicaciones cifradas en 1901. Desde 1899 era profesor de diplomacia y vicerrector de la Pontificia Academia de Nobles Eclesiásticos.

El 18 de diciembre de 1907 es nombrado Arzobispo de Bolonia, a los cuatro días recibió la consagración episcopal de manos del papa San Pío X en la capilla Sixtina del Vaticano, en presencia de Rampolla, Merry del Val y todo el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. En el consistorio del 25 de mayo de 1914 es nombrado Cardenal presbítero del título de Ss. Quattro Coronati.

A sólo tres meses de su nombramiento como cardenal, participó en el cónclave que siguió a la muerte de San Pío X. El tercer día de reunión y a la décima votación fue elegido papa: era el 3 de septiembre de 1914. Fue coronado tres días después en la Capilla Sixtina por el cardenal Francesco Salesio della Volpe, protodiácono de Santa María in Aquiro. Tomó el nombre de Benedicto XV.

El inicio de su pontificado coincidió con el estallido de la Primera Guerra Mundial. En su encíclica «Ad beatissimi Apostolorum» del mismo 1914 analizó las causas del conflicto y proclamó una neutralidad estricta que disgustó a ambas partes beligerantes. En 1914 promovió lo que fue la tregua de navidad, tregua no oficial que se dio lugar en las fronteras occidentales entre bandos que dejaron de luchar incluso por semanas. Casi al final de la guerra, en 1917, promulgó la exhortación apostólica «Dès le début» que era todo un programa doctrinal de cara a un posible armisticio. Con la encíclica «Pacem, Dei munus pulcherrimum» (1920) sugirió las bases para que un conflicto de tal magnitud no volviera a producirse.

A pesar de la oposición del estado italiano, envió a un observador a la Conferencia de Versalles, apoyando las decisiones del Tratado. Restableció las relaciones entre la Santa Sede y los gobiernos de Francia e Inglaterra, consiguiendo que se enviara un representante británico al Vaticano, algo que no ocurría desde el siglo XVII. También restableció las relaciones diplomáticas con Portugal y las inició con los nuevos estados surgidos del desmembramiento del Imperio austrohúngaro.

Promulgó un nuevo Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) en 1917, el cual ya había sido elaborado en su mayor parte por su antecesor san Pío X.

También en 1917 instituyó la Congregación para las Iglesias Orientales.

En 1919 levantó la prohibición de que los italianos participaran en la vida política del reino, al tiempo que animaba a don Luigi Sturzopara que fundara el "Partito Popolare Italiano", embrión de la futura Democracia Cristiana.

Con su carta apostólica «Maximum illud» de 1919 dio un fuerte impulso a la actividad misionera.

Al inicio del año 1922, una epidemia de gripe se extendió por Italia y el papa Benedicto XV resultó afectado por la enfermedad. El 22 de enero de 1922 falleció en el Vaticano, a los 67 años de edad. Sus últimas palabras fueron estas: "Ofrecemos nuestra vida para la paz en el mundo".

Durante el papado de Benedicto XV el  Venerable Dr. José Gregorio Hernández realizó las siguientes actividades: Entre 1914 y 1919 trabaja en Caracas ejerciendo la medicina y como profesor en la universidad. En 1915 se estrena anexo a la UCV la sede del Instituto Anatómico ó Escuela de San Lorenzo y participa como miembro fundador de esta escuela. El 29 de junio de 1919 el día  de su muerte era el día de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, cumplía 31 años de graduado. Estaba muy contento porque se había firmado un tratado por la paz mundial y le dijo a un conocido que él había ofrecido su vida por la paz del mundo; nótese que son las mismas intenciones y las mismas palabras que dijera el Papa Benedicto XV tres años más tarde al momento de su muerte. Este pasaje de la vida del Dr. Hernández fue publicado en varias biografías y que se encuentra reseñado en el Decreto de Virtudes que publicará   San Juan Pablo II el 16 de enero de 1986. Se aprecia una coincidencia de intenciones que queda velada en la comunión de los santos y que persigue un mismo fin que es el bienestar de la Iglesia Universal.