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Nuevas Páginas del Venerable Dr. José Gregorio Hernández

23.07.2017 00:25
Para conocer las nuevas páginas I y II del Venerable José Gregorio Hernández podran pulsar los siguinetes botonde: Página I  jose-gregorio-hernandez-cisneros.webnode.es/ Página II accion-catolica-ve.webnode.es/    
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Nuestro Libro

08.04.2016 09:32
Con gran orgullo presentamos nuestro libro de la vida del Dr. José Gregorio Hernández. Para ello hemos utilizado en nuestra consulta  una gran variedad  de biografías que permitirán conocer mejor a este gran venezolano. Sitio donde lo pueden adquirir: 1.-Radio María Venezuela:...
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Entrevista a Mons. Fernando Castro, la Ing. Laura Zambrano y el Dr. Miguel Yaber

16.10.2014 07:41
                                        Mons. Fernando Castro                                 Ing. Laura...
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Articulo de la Dra. Giacopini de José Gregorio Hernández

15.10.2014 15:10
Una interesnate análisis del Transformador de la Medicina en Venezuela  el Venerable Dr. José Gregorio Hernández   Dr. José Gregorio Hernández Cisneros; transformador de la medicina en Venezuela El Informador Médico Septiembre 2014, Año 2, No.4 María Isabel Giacopini de...
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La Verdadera Relación entre el Bachiller Rafael Rangel y su Maestro El Doctor José Gregorio Hernández

10.10.2014 07:38
                                         Rafael  Rangel                                      ...
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¿Qué tenían en común Albert Einstein y José Gregorio Hernández?

07.10.2014 07:13
                     Albert Einstein                                  Dr. José Gregorio Hernández  José Gregorio era 15 años mayor que Albert Einstein por...
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El Dr. José Gregorio Hernández, a los 98 años de su muerte

 

   

Las autoridades eclesiásticas venezola­nas, así como miles de devotos de diferentes países latinoamericanos, esperan la pronta beati­ficación del doctor José Gregorio Hernández. Todos los requisitos exigidos por la Santa Sede han sido cumplidos para elevarlo de Venerable a Beato, paso inmediatamen­te anterior a la Canonización.

El galeno venezolano fue conocido en vida, por su bondad, rectitud y fervorosa dedica­cion a aliviar el sufrimiento humano. Después de su muerte en un accidente automovilístico en 1919, se le han atribuido numerosos mila­gros de curación de enfermedades, especial­mente entre los desposeídos, por lo que es llamado  hoy “el médico de los pobres“. La fama de sus favores no sólo se limita a  Venezuela sino que se ha extendido  a numerosos países latinoamericanos, así como tambien en Norteamérica y Europa.

El doctor José Gregorio Hernández nació en Isnutú, Estado Trujillo, Venezuela, el 26 de octubre de 1864, fue hijo de Benigno María Hernández Manzaneda y de Josefa Antonia Cisneros Mansilla; recibió el Sacramento del Bautismo el 30 de enero de 1865 y fue Confirmado el año 1867.

El comienzo de su educación humana y religiosa correspon­dió principalmente a su madre, la cual le infundió el deseo de conocer a Dios y el amor a la virtud, le inculcó la caridad como moderadora de su vida, y fomentó una tierna devoción a la Santísima Virgen.

Después de frecuentar por algunos años una escuela  en Isnotú,  en el año 1879, se traslada a la ciudad de Caracas para continuar su educación secundaria  en el Colegio Villegas, en calidad de interno, allí se destacó en inteligencia, en progreso, en buenas costumbres, en religión, en obediencia a los superiores y en compañerismo con los condiscípulos, a quienes exhortaba frecuentemente, para que hicieran oración y recibieran los sacramentos con asiduidad.

Desde su adolescencia, José Gregorio quería ser abogado para poder ayudar a las personas; pero siguiendo el consejo de su padre – quien le dijo que como médico podía ayudar más- se decidió por la carrera de  Medicina. Al culminar sus estudios en el Colegio Villegas, se graduó de Bachiller en Filosofía y se inscribió en la UCV de Caracas, para estudiar Ciencias Médicas, en el  año 1882. Por aquellos tiempos en que imperaban la incredulidad y el materialismo, el joven estudiante fue un testimonio de vida cristiana, de costumbres ajenas a todo vicio, de fervor contagiante entre sus condiscípulos, de oración asidua y de una ardiente devoción a la Eucaristía, que recibía diariamente. Durante sus estudios universitarios en 1885 se enferma gravemente de fiebre tifoidea afectando seriamente su salud.

Culminados brillantemente sus estudios universitarios, se doctoró en Medicina el 29 de junio de 1888 a los veinticuatro años de edad.

José Gregorio Hernández,  fue un científico brillante y un gran cristiano, fue  un profesional destacado; durante su trayectoria profesional fue reconocido como el “Pasteur venezolano“. Fundó la medicina experimental en el país, gracias a sus tra­bajos, la ciencia médica venezolana entró de lleno en una etapa de verdadero renacimien­to. El doctor Hernández fue el primer venezo­lano en realizar investigaciones microscópi­cas, cultivos bacterianos y vivisecciones. Fue el iniciador en Venezuela de los estudios universitarios de Microscopía, Histología, Patología, Bacteriología y Fisiología Experi­mental. Se le reconoció en el Primer Congreso Panamericano celebrado en  Washington en 1893, por haber creado la primera Cátedra de Bacteriologia en América.

En 1902 constituyó, junto con otros profe­sionales universitarios, el núcleo que posteriormente fundó, la Academia Nacional de Medicina  y dos años después ocupó como miembro fundador, el sillón No. 28,  en 1905 recibió la Medalla de Honor de Instrucción Pública.

En 1909 reco­noció en sus pacientes atacados por la fiebre bubónica, el bacilo descubierto por Kitasato y Yersin. Al año siguiente publicó su estudio La Bilharziasis en Caracas.

En 1917 viajó a Estados Unidos y a Europa para completar estudios avanzados de Embriología e Histo­logía, con miras a modernizar el estudio de esas disciplinas en Venezuela, y a reunir el material necesario para los nuevos textos que pensaba publicar. De entre sus numero­sos trabajos científicos se destacan: “Sobre el número de glóbulos rojos”; “De la nefritis a la fiebre amarilla”; “Tratamiento de la tubercu­losis pulmonar”; “Elementos de Bacteriología”  y “Elementos de Filosofía”.

 AMIGO DE LOS POBRES Y BUEN CIUDADANO

El Dr. Hernández se de­sempeñó como facultativo de familias. Se dedicó de lleno al ejercicio profesional con elogiada vocación y práctica de humanitaris­mo y servicio perenne para con los necesita­dos. De este aspecto de su vida hay muchas anécdotas y documentos que refieren he­chos relevantes de acciones suyas que iban hasta el sacrificio físico y económico para prestar ayuda a los desposeídos. Se ha dicho que asistía a los enfermos sin importarle hora o distancia, a pesar de que se desplazaba a pie, cumplía por igual con quienes tenían dinero para pagar sus servicios y con quie­nes no podían pagarle; en sus largos reco­rridos por las zonas caraqueñas era amable en el ofrecimiento de sus servicios, sobre todo  donde su presencia era requerida.

Deseando adquirir una mayor perfección cristiana, después de una larga reflexión y consultado su director espiritual, lo dejó todo, el 16 de julio de 1908 para ingresar en la Cartuja de Farnetta, situada cerca de la ciudad de Luca, (Italia). Vistió el hábito religioso. Tomó el nombre de hermano Marcelo. Comenzó el Noviciado. Pero, a los pocos meses, debido a la falta de fortaleza física para cumplir los trabajos manuales, tuvo que volverse  a su Patria.

Ya estando en  Venezuela en 1909 pasó algunos días en el Seminario de Caracas, en una intensa reflexión personal y bajo los consejos de su asesor espiritual Mons. Juan Bautista Castro decidó regresar, con la misma dedicación y pericia, a su primer oficio de docente y a reiniciar el ejercicio de su profesión.

Convencido  nuevamente de que Dios lo llamaba a la vida consagrada, volvió  a Italia   y entró en el año 1913, en el colegio Pío Latino Americano de Roma, con el propósito de prepararse mejor para volver más tarde a la Cartuja. Pero, a los pocos meses, atacado de una pleuresía seca y de una tuberculosis incipiente, sumiso a la voluntad de Dios, tuvo que regresar a Venezuela; se instaló definitivamente en casa de su hermana Isolina, en La Pastora y se dedicó hasta su muerte a sus oficios de profesor universitario, así como tambien al ejercicio de la medicina, dando innumera­bles ejemplos de virtud.

En una biografía se dice que escribió: “Yo me haría sacerdote si no me sintiera tan indigno de ese favor divino. El sacerdocio es lo más grande que existe en la tierra”.

Por mucho trabajo que tuviese, siempre vivió la presencia de Dios, esforzándose por hacer en todo su voluntad y por crecer en su amor.

Desde su juventud en el colegio, acudía diariamente con fervor a la Santa Misa. Y en ella se acercaba siempre a la Sagrada Comunión. Pasaba grandes ratos en adoración delante del Santísimo Sacramento. Profesaba una devoción peculiar a la Pasión de N.S. Jesucristo, y a la Santisima Madre de Dios, a la que diariamente rezaba el Rosario y el Ángelus. Tributaba un culto especial a San José y a Santa Teresa de Jesús. Disfrutaba leyendo libros teológicos y vidas de Santos. Amaba preferentemente las virtudes de San Francisco de Asís. Y, por eso,  se hizo terciario franciscano.

Con todas sus fuerzas y en todos sus actos, trató de vivir la palabra de Dios y el Magisterio de la Santa Madre Iglesia;  nunca se avergonzó de presentarse como católico en su vida, ni en su ejercicio de la docencia, ni en el ejercicio de su profesión, ni siquiera en los lugares hostiles a la fe y a la Iglesia.

Su fe viva y contagiante encontraba dondequiera huellas de la perfección divina. Muchas veces, en las clases de Anatomía, mientras describía a sus discípulos la perfección del cuerpo humano, les recordaba que Dios es  el Ser supremo e infinitamente perfecto.

El ejercicio de la caridad para con Dios y para con el prójimo era el centro de su religión. Y esto le nacía de su deseo ardiente de santidad, de su fervor en la realización de actos de piedad y del gozo que sentía al hablar constantemen­te de Dios y al cumplir a la perfección sus mandamientos.

Odiaba el pecado de tal manera que con frecuencia decía: antes la muerte que ofender a Dios.Una frase, que también estuvo en labios de un niño santo casi contemporaneo con él, como lo fue Santo Domingo Savio.

Apoyado en su humildad buscaba sólo la gloria de Dios, y a El atribuía todos sus éxitos.

De muchas maneras cultivó su amor al prójimo, en el que veía la imagen del Redentor y por el cual siempre estaba dispues­to a soportar cualquier incomodidad. Podríamos citar muchísimos testimonios para confirmar todo lo anterior. Pero preferimos decir tan sólo que él fue el servidor de todos, el amigo de todos, el benefactor de todos, en una palabra: el cirineo de todos.

Con gran generosidad y desprendimiento, con una alegría perfecta, sobrellevó la dureza y las adversidades que le ocasionó la vida; pues tenía su corazón dirigido constantemente hacia los bienes inmortales del espíritu y hacia la eternidad; por eso no se dejaba deslumbrar jamás por las riquezas, los honores, las alabanzas ó  el confort. Por el amor a  Cristo, de quien quiso ser discípulo fiel y perseverante, renunció al matrimonio. Y obedeciendo a una vocación singular, guardó celosamente y con celestial prudencia el don del celibato por el Reino de los cielos.

El 19 de junio de 1919, José Gregorio Hernández murió en un accidente con un  automóvil, en La Pastora; en la esquina de Amadores en Caracas. El doctor salió de la  farmacia después de haber comprado unas  medicinas para una paciente, entonces lo sorprendió el automóvil que lo golpeó y se produjo la muerte por fracturarse la base del cráneo, cuando cayó sobre la acera.

Ofreció a Dios su vida para que la paz reinara y floreciera en Europa. Dios aceptó su ofrecimiento. En su agonía exclamó: “Virgen Santísima”. La muerte lo sorprende con su lámpara encendida y haciendo un acto de amor.

 GESTIONES Y PROGRESO DE LA CAUSA

Esta historia del proceso para su canonización  se remonta a enero de 1945 con la publicación de un  libro titulado “Homenajes al doctor José Gregorio Hernández” donde uno de sus sobrinos, el señor Ernesto Hernández Briceño, hizo una recopilación de escritos, documentos y cartas referentes de la vida y obra del doctor Hernández.

El señor Ernesto Hernández Briceño  para  realizar este trabajo, recibió el apoyo de sus hermanos Benigno y Alfredo, quienes le habían expresado que a él le correspondía, en nombre de la familia rendirle a su tío, un homenaje póstumo aprovechando el extenso acopio de documentos que ellos habían tenido el cuidado y el cariño de guardar para que fueran incluidos en la obra.

Despues de la publicación del libro, un gran número de cartas de agradecimiento recibió Hernández Briceño sobre su obra, así como  las felicitaciónes  de  muchas personas; tanto del clero como de todas aquellas que conocieron y fueron amigos del Dr. Hernández. Una de esas cartas presentó en ella una oración que pedía por la beatificación  del Dr. Hernández y en ella  especificaba  que si la <<oración>> resultaba ser  escogida  para el proceso de su beatificación, se mantuviera en secreto su identidad.

Aparte de cumplir con el deseo de sus hermanos y brindar un homenaje a su tío, Ernesto Hernández Briceño le entregó a Mons. Lucas Guilermo Castillo la carta; además de la obra sobre los escritos de José Gregorio, que habia conseguido  despertar el interés del arzobispo en considerar la apertura del proceso para la beatificación del Dr. Hernández.

El Pbro. Maldonado le entregó   al  señor Ernesto Hernández   un ejemplar del Código del Derecho  Canónico y le dijo que  realizara un borrador para que solicitara en el, la apertura del proceso  sobre la  beatificación del Dr. Hernández.

Ernesto Hernández Briceño preparó de inmediato una comunicación dirigida a la Sagrada Congregación de Ritos, en Roma, con fecha 19 de marzo de 1948 y la entregó al Pbro. Maldonado, quien después de leerla sólo dijo:

…Esta buena, pero hágala de nuevo dirigida a su Santidad…

De conformidad con el Código de Derecho Canónico, la comunicación en una parte dice:

“…se instruya ante el Tribunal competente si así tuviere a bien acordarlo Vuestra Santidad la causa de beatificación por la vía ordinaria de culto no recibido del Doctor José Gregorio Hernández Cisneros católico, apostólico y romano, de profesión médico, soltero, vecino que fue de esta ciudad de Caracas…”

Con la aprobación de monseñor Lucas Guillermo Castillo y debidamente refrendada la carta de Hernández Briceño fue enviada a Roma el 19 de marzo de 1948.

La respuesta no se hizo esperar. Escrita en latín y suscrita por monseñor Alfonso Carinci, secretario de la Sagrada Congregación de Ritos del Vaticano, fue dirigida al arzobispo de Caracas. El Pbro. Maldonado, secretario del arzobispado, de acuerdo con la legislación vigente para las causas de beatificación y canonización, solicitó a Ernesto Hernández Briceño que redactara  una biografía de José Gregorio Hernández para anexarla al expediente.

De ahí en adelante el desarrollo del proceso fue como sigue:

el  15 de junio de 1.949 promovida por  el Sr. Arzobispo de Caracas Mons. Lucas Guillermo Castillo. Procede a nombrar como Postulador al Padre Antonio de Vegamían y al primer Vice postulador,  el Padre Eduardo Gema.   

Desde 1949 a 1957 se habían iniciado los preliminares del proceso informativo; pero a pocos dias de su comienzo, el  proceso entró en una fase de estancamiendo debido a problemas con Mons Nicolas Eugenio Navarro que se oponía a la beatificación del Siervo de Dios, esta situación, retrasó la causa varios  años. Sin embargo el proceso se reiniciará  el 21 de enero 1957. Cuando el señor arzobispo de Caracas Mons. Rafael Arias Blanco nombra como Vice  Postulador a Mons. José Rincón Bonilla.

Así se reanuda la Causa y el proceso informativo en la Habana (1957); luego  en 1958 las autoridades eclesiásticas enviaron a Roma un expediente informativo.

El 2 de junio de 1961 la Sagrada Congregación de Ritos autorizó por decreto, la apertura de un proceso informativo adicional – en paralelo a la causa de José Gregorio – para estudiar y evaluar las objeciones formuladas por monseñor Nicolás Navarro en contra del proceso. El 16 de Octubre de 1961, el tribunal diocesano (que se había constituido en Caracas expresamente para tal fin) consideró necesario desmentir categóricamente las imputaciones y objeciones contra la fama de santidad de José Gregorio Hernández, efectuadas por monseñor Navarro y en virtud de ello, se decidió rebatirlas por encontrarlas falsas e infundadas.

El mismo 16 de Octubre de 1961 y de acuerdo a las formalidades previstas, fue clausurado el proceso adicional. El expediente fue llevado y entregado personalmente en el Vaticano por el arzobispo de Caracas el Cardenal José Humberto Quintero. El 2 abril de 1964 la Sagrada Congregación de Ritos no encontró objeciones ni en los dicasterios de Roma, ni en los escritos de José Gregorio Hernández, por lo que emitió un decreto con la fórmula «Nihil obstare quominus ad ulteriora procedatur» -es decir- que no se encontraba en ellos ningún obstáculo que impidiera proseguir la causa.

Durante los años siguientes, y basados en el estudio realizado en la Sagrada Congregación para Beatificación y Canonización de Santos, los especialistas aprobaron todas las obras de carácter científico y cultural; lo que quiere decir que estaban conformes a la doctrina católica en cuanto a la fe y la moral.

El día 12 de abril de 1964 se promulgó el decreto «Super scriptis Servi Dei» -sobre los escritos del Siervo de Dios; y siguieron los decretos de «Introducción de la Causa» (4-5-72); el de «No culto» (5-1-73); el Proceso Apostólico acerca de las virtudes en particular, fue realizado en Caracas desde 1973 a 1976.

En 1974, la Santa Sede emitió un decreto en el cual se confirmaba la “fama de su santidad”, y al mismo tiempo ordenaba que se instruyera un proceso para investigar más a fondo la heroicidad del doctor Hernández en la práctica de las virtudes.

En 1976, el expediente ordenado quedó listo y fue llevado personalmente por monseñor José Alí  Lebrún, a Roma. Esta documentación fue elaborada en dos volúmenes con un total de 347 folios,  en los que estaban incluidos los testimonios de diecisiete personas que acudieron a declarar a motu  proprio. Un buen número de los testigos eran médicos que habían sido alumnos del sabio en la Universidad. Igualmente se incluyeron cientos de cartas, de Venezuela y de otros países, en las que muchos devotos narraban favores recibidos, algunos verdaderamente excepcionales.

El 1º de agosto de 1980 se publicó el decreto de la autentici­dad del proceso. El 24 de setiembre de 1985, los teólogos consultores, en reunión especial, dieron su voto afirmativo sobre cada una de sus virtudes. Después, los Padres Cardenales, en la Congregación Ordinaria del 17 de diciembre de 1985, tras la ponencia de la Causa hecha por el Emmo. Sr. Cardenal Eduardo Gagnon, reconocieron que el Siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros, había practicado las virtudes teologales y cardinales en grado heroico.

Hecha relación de todo esto al Sumo Pontífice Juan Pablo II por el suscrito Cardenal Prefecto, Su Santidad, aceptando gozosa­mente el veredicto de la Congregación para las Causas de los Santos, mandó que se redactase en la forma acostumbrada el Decreto sobre las virtudes heroicas del Siervo de Dios.

Una vez redactado, y reunidos  el Cardenal Prefecto de la Congregación, el Ponente de la Causa, el Obispo Secretario y todos los que suelen ser convocados, y sus acompañantes, el Santo Padre declaró solemnemente el 16 de enero de 1986: «Que consta de las virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad para con Dios y el prójimo, y de las virtudes cardinales Prudencia, Justicia, Templan­za, Fortaleza y sus anexas, del Siervo de Dios José Gregorio Hernández en grado heroico, en el caso y para los efectos de que se trata».

En el correr de los años hemos tenido ilustres Vice Postuladores  quienes la mayoría han desempeñado su trabajo, simultáneamente con sus obligaciones pastorales; en forma cronológica han sido:

1949——-Vice Postulador—————-Padre Eduardo Gema

1957——- Vice Postulador —————Mons. Rincón Bonilla

1984——- Vice Postulador —————Mons. Jorge Urosa Savino

1990——- Vice Postulador —————Mons. Mario Moronta

1996——- Vice Postulador—————-Pbro. Alejandro López C.

2002——- Vice Postulador—————-Mons. Jorge Villasmil

2011——-  Vice Postulador—————Mons. Fernando Castro Aguayo

2016------- Vice Postulador--------------- Mons. Tulio Ramirez

El proceso se encuentra en su etapa final y tal como se puede ver, se ha recorrido un largo y laborioso camino, que se ha coronado exitosamente con el Decreto de Virtudes Heroicas. Solo nos falta en estos momentos -un milagro- una curación, por ejemplo, que no pueda ser explicada por la ciencia médica, que sea un hecho extraordinario y que supere las leyes de naturaleza. En este sentido  Jorge Urosa Savino Cardenal Arzobispo de Caracas, recientemente en su Carta Pastoral de fecha 16 de Octubre del 2012 se expresó así: “… Muchas personas manifiestan haber recibido gra­cias y favores especiales del Señor por intercesión del Dr. José Gregorio Hernández. Ahora bien: en muchos casos no son hechos extraordinarios e inex­plicables naturalmente. En otros casos la información es incompleta. Necesitamos pues, que los fieles conozcan mejor los requisitos para que una gracia especial pueda considerarse como un presunto milagro.

Es importante tener presente que para que una curación sea admitida como verdadero milagro, es absolutamente necesaria que sea instantánea y total, … No basta una curación lenta y progresiva, ni incompleta o par­cial. Tampoco una curación sorprendente cuando se han aplicado los oportunos tratamientos médicos.

Además, es necesario que los allega­dos al enfermo hayan invocado expre­samente la intercesión exclusiva del Dr. José Gregorio Hernández para obtener de Dios misericordioso la gracia de la sanación. Es decir, la gracia de la cura­ción debe ser fruto de la oración comu­nitaria de una familia, de unos vecinos, de una comunidad religiosa. La oración individual es muy buena; sin embargo, para autenticar un milagro se requiere el testimonio de muchas personas, y eso se consigue con la oración comuni­taria. No basta el testimonio de una sola persona. Y, además, la gracia obte­nida debe ser atribuida exclusivamente a la intercesión del Venerable Dr. José Gregorio Hernández. Es decir: Para que un hecho sea considerado como verdadero milagro realizado por Dios mediante la intercesión del Dr. Hernández, hace falta la exclusividad del intercesor…”

Se espera que pronto el doctor José Gregorio Hernández sea declarado beato; tal paso representaría no sólo la confirmación de que la vida de este hijo de la Iglesia fue santa hasta el grado heroico de virtud, sino también la autorización de que sea venerado públicamente en determinado territorio y lugar;  en su caso solo en Venezuela.

Al ser declarado Beato, el proceso entraría en su última fase, donde solo faltaría para ser declararlo Santo otro milagro; con idénticas características  exigidas para la beatificación  y así  se convierta en <<Santo de la Iglesia Universal>>. Por otra parte, esta última fase es tan rigurosa por parte de las autoridades eclesiásticas, que en algunos casos ha llegado a demorar siglos.

 Fuentes  consultadas:

  • Decreto de Virtudes Heroicas del Dr. José Gregorio Hernández /Beato Juan Pablo II-1986
  • Nuestro tío José Gregorio” Tomo II – Ernesto Hernández Briceño-1958
  • José Gregorio Hernández del lado de la luz”- M. Matilde de Suarez/Carmen Bethencourt-2004
  • “José Gregorio Hernández” –Miguel Yaber-2009


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